*Inaugurando una nueva sección de contribuciones (a la que está invitado todo aquel que desee utilizar este blog para expresar opiniones sobre asuntos que afectan a nuestro pueblo), recogemos el siguiente texto de Itziar Martínez de Apellániz, autora también de las fotos que lo acompañan.
En momentos así es cuando me alegro de no ocupar ningún cargo político y de no deberle nada a nadie. Si mi familia y yo vivimos en este pueblo paradisíaco, es , ante todo, por nuestra voluntad. Pero también por nuestro esfuerzo y, hay que decirlo, por nuestro sacrificio. Son muchas las cosas a las que hay que renunciar al vivir en un lugar como este. El problema es que esas carencias pesan mucho más cuando se es consciente, como ahora con ocasión de la afamada Redolada, del poco interés que despertamos en las instituciones.
Este año el ayuntamiento de Graus nos pide a todos los vecinos realizar una serie de esfuerzos importantes: económicos, de trabajo, de organización. Y a cambio nos ofrecen acometer unas mejoras en las calles del pueblo que llevan siendo solicitadas (y necesitadas) desde hace varios años. Por cierto, lo prometido no supone ni siquiera el total de las peticiones que se enviaron al ayuntamiento tras las últimas elecciones municipales y que se relacionaron en una lista bastante humilde a petición del propio ayuntamiento.
La respuesta oficial a esto ya la conocemos bien. Nos la han repetido tantas veces… que el presupuesto es escaso y los núcleos agregados muchos.
Pero, vamos, ¿creerán realmente que somos tan tontos? Que no nos chupamos el dedo y además tenemos ojos en la cara. Que todos acudimos a Graus cada día para comprar y trabajar y vemos el dinero que SÍ se invierte allí. Todos hemos visitado otros núcleos agregados y estamos viendo lo que SÍ se puede invertir en ellos o, mejor dicho, hemos visto dónde se está invirtiendo el presupuesto de los núcleos agregados y en qué tipo de cosas. Pero claro, la ecuación es fácil de hacer: ¿cuántos votos sumamos entre todos los vecinos de Pueyo?: ¿quince?, ¿veinte?
No voy a mencionar aquí el tema de la Autopista Eléctrica porque bastante hemos hablado de ella y seguiremos haciéndolo, pero tiene tela también eso.
La frase más pronunciada desde que empezamos a oír hablar de la Redolada en Pueyo es: “Tranquilos, que a donde no llegue el pueblo llegará el ayuntamiento”. Lo que no me queda nada claro es qué quiere decir eso. ¿Quiere decir que si no nos sentimos capaces de llevar a cabo nuestra parte el ayuntamiento pagará la factura de la repostería, pagará el cóctel de bienvenida y contratará los camareros necesarios para servirlo?, ¿o quiere decir que si somos pocos para trabajar pedirá ayuda a otras asociaciones de Graus para que vengan a ayudarnos?
Y ya puestos a plantear dudas: ¿qué significa que hay dinero para la Redolada? O, para ser más exactos: ¿cuánto dinero nos va a dar el ayuntamiento para costear los gastos? ,¿o serán todos a cargo del pueblo?
También me pregunto cuál es la cantidad que el ayuntamiento va a gastarse en las obras y mejoras que van a acometer en Pueyo para compensar el esfuerzo de la organización de esta jornada. No paro de pensar que tal vez nos hubiese salido más a cuenta pagar los arreglos y las farolas que nos faltan con el dinero de los vecinos y ahorrarnos las molestias, el esfuerzo y el desgaste de energía que nos va a suponer la Redolada.
Eso sí, la alcaldesa nos ha “prometido” que nos regalarán flores. Aquí estamos todos deseando ya que llegue el gran día para poder disfrutar de esas flores prometidas.
Aunque los que acudimos a la Redolada de La Puebla de Fantova y tuvimos el autocontrol suficiente para escuchar (sin saltar a morder) el discurso de Marcelino ya sabemos que “flores”, lo que se dice “flores” y halagos, nos llevaremos muchos (además de muy buenas intenciones de solucionar el problema del empleo de la comarca). ¡Qué menos que unas bonitas palabras para los «aldeanos» que les han organizado tan solícitamente una campaña electoral y un baño de multitudes tan perfectos.
En fin, queda aquí mi desahogo con el que intento sacarme la frustración e impotencia que siento al ver cómo se nos manipula a los ciudadanos ofreciéndonos unas migajas pisadas del pastel político. Viendo el poco margen de maniobra que esta democracia nos deja a los rebeldes, solo queda la pataleta (y la insumisión).
Itziar Martínez de Apellániz Anzuola, Pueyo de Marguillén
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